Estamos esperando un bebé y hace unos días se lo explicamos a nuestra hija. Está feliz y super emocionada y cada mañana cuando se levanta, pregunta:
“Mamá, ¿hoy saldrá el bebé de tu barriga?”
No importa que yo cada día le explique, varias veces, que todavía faltan 6 meses, que eso es mucho tiempo, que primero tiene que ser su cumpleaños, que después será el cumpleaños de papá, que tiene que hacer frío para que nos pongamos abrigo y bufanda, que después vendrán los Reyes Magos, que después nos disfrazaremos en Carnaval y cuando ya no haga tanto frío…. ¡entonces nacerá el bebé!
Cada mañana – y a veces también antes de irse a acostar – su pregunta siempre es la misma: “mamá, ¿cuándo saldrá el bebé? ¿falta mucho?” ?
Para los niños y niñas la noción del tiempo es algo extremadamente complejo y difícil. De hecho, el tiempo es una abstracción que hemos inventado desde la lógica para compartimentar nuestra vida y organizarnos mejor, pudiendo coordinar la hora y salida de la escuela o del trabajo, los horarios de las extraescolares, la apertura y cierre de locales, etc.
Pero para un niño o una niña pequeño, el tiempo va a otro ritmo.
Ell@s no pueden comprender la abstracción mental que nosotros hacemos y por eso es muy complicado hacerles entender que algo pasará dentro de unas semanas o meses.
Ellos siguen impacientes y no saben si el gran evento está o no a punto de suceder.
Ayudar a tu peque a comprender el paso del tiempo
Existen distintas formas de ayudar a qué tu hij@ comprenda mejor el paso del tiempo y todas tienen que ver con hacerlo tangible para que pase del plano mental a algo concreto.
Se trata de hacer del tiempo algo que ell@s puedan tocar y controlar con sus manos y a partir de ahí, interiorizarlo.
Para que tu peque comprenda el paso de las horas y de los días, la diferencia entre meses y estaciones del año, entre el día y la noche, necesita poder llevarlo a un espacio de juego en el que con distintos elementos o materiales toda esa información cobre algún sentido para él.
¡Y por supuesto, si además lo convertimos en un juego y algo lúdico, mucho mejor!
Ten siempre presente que la sed de curiosidad y aprendizaje de tu hij@ es infinita y que el juego es siempre la mejor forma de relacionarlo con nuevos aprendizajes y entornos, así que nada mejor que jugar con el paso del tiempo para comprenderlo y entenderlo.
Uno de nuestros materiales favoritos para jugar con el tiempo son las cadenas anuales o collares del tiempo de inspiración Montessori, lo que nosotros llamamos “El ritmo de la vida”.
Consiste en bolitas de madera de distintos colores (una para cada mes) con un agujero en el medio para que tu peque las vaya colocando poco a poco (una cada día) sobre un cordón.
Antes de empezar es importante clasificar las bolitas por colores – puedes ponerlas en pequeños cuencos u otros recipientes – y contarlas explicándole que algunos meses tienen 30 días y otros 31, por tanto el número de bolitas en cada cuenco tiene que ser diferente.
¡Por supuesto, no te olvides del mes de Febrero, que según si se trata de un año bisiesto o no tendrá 28 o 29 días!
Entonces es el momento de que tu peque decida qué color va a usar para cada mes y también que dejéis algunas bolitas diferentes – las podéis pintar, o puede que sean más grandes o que tengan un lazo o cualquier otro elemento distintivo – para marcar los días señalados o importantes.
Estas “bolitas especiales” se reservan para los cumpleaños o para días que son especialmente emocionantes para tu hij@ y que él/ella quiera marcar o diferenciar del resto.
“El ritmo de la vida” es una forma preciosa de que tu hij@ visualice como el tiempo va pasando y como al final de cada día, el collar va creciendo con una bolita más.
Es una forma genial también de hablar sobre cómo ha ido el día, de recordar aquellos días especiales o memorables que hemos vivido y de empezar a diferenciar los distintos meses del año. ¡A nosotro@s nos encanta!
El tiempo no es lineal, es un ciclo
Otra cosa muy interesante de jugar con el paso del tiempo es explorar sus límites y hacer comprender a tu hij@ que aunque siempre hablamos del pasado, presente y futuro, como si de una línea recta se tratase, en realidad el tiempo es un ciclo.
Es por eso que cada año tiene cuatro estaciones que se repiten de forma cíclica, es por eso que la luna se hace cada día un poco más grande y después cada día un poco más pequeña y vuelta a empezar, es por eso que la fruta y verdura que más nos gusta a veces llena la despensa y otras veces no aparece durante mucho tiempo, etc…
Y por supuesto eso tiene que ver con lo que sucede en la naturaleza, con los cambios de clima, con el color de las hojas de los árboles, con el comportamiento de los animales, con la aparición de los mosquitos y un largo etcétera de pequeños descubrimientos a los que tu peque pondrá atención si le explicas la importancia del ciclo en el paso del tiempo.
Todo esto tiene mucho que ver con el ritmo y las rutinas, algo básico para todos los niños y niñas en la infancia – ¡y en realidad también para los adultos!
Las rutinas ayudan a tu hij@ a saber lo que va suceder y eso le aporta seguridad y tranquilidad. Si los martes siempre lo van a buscar sus abuelos al colegio y de repente un martes en lugar de sus abuelos, se encuentra a su tía, se preguntará qué ha pasado y porqué sus abuelos no están allí, ya que su expectativa era salir del cole y encontrarse a sus abuelos.
Lo mismo con los hábitos del día a día en casa, con las actividades entre semana y los fines de semana, etc.
Y una forma muy interesante de jugar con estos conceptos son los calendarios semanales. En este caso, se trata de un calendario circular en el que hay representados 7 espacios o elementos de distintos colores para que cada uno represente un día de la semana.
De esta forma, con el calendario semanal puede manipular y tocar cada día de la semana, explicar lo que pasó ayer o anticipar lo que pasará mañana, haciendo más comprensible y tangible lo que significa que hoy sea “lunes” o que hoy sea “viernes”.
El calendario perpetuo de inspiración Waldorf
No puedo acabar este post sobre jugar con el paso del tiempo sin hablar del calendario perpetuo que es un material de inspiración Waldorf que yo creo que debería estar presente en todas las casas – ¡y también en todas las aulas de los coles!
Se trata de un calendario circular dividido en cuatro secciones, ya que cada una de ellas representa una estación del año.
Se acompaña de un cuenco que se coloca en el centro junto con unos cubos con números que permiten componer el día del mes.
Y para jugar con él se usan Nins de distintos colores, ya que cada uno de ellos representa un mes.
Gracias a este calendario tu hij@ podrá manipular y experimentar con las distintas estaciones y podréis poner en el cuenco materiales u objetos que tengan relación con la estación, el mes o con lo que ha pasado durante ese día, para poderlo visualizar y entender mucho mejor.
Según tu hij@ vaya creciendo también empezará a leer los meses y a construir los días de forma numérica, una vez que previamente ya los ha diferenciado e identificado gracias a los distintos colores.
De esta calendario nos gusta mucho que muestra muy claramente que el tiempo es circular.
Así, cuando estamos acabando el mes de diciembre, volvemos a enero y vuelta a empezar.
De esta forma tu hij@ puede ver y experimentar como los meses del año se van repitiendo y cómo las estaciones son algo cíclico.
El paso del tiempo es algo fundamental en nuestra vida – ya seamos grandes o pequeños – por eso creo que es genial poner a tu hij@ en relación con materiales de este tipo para que pueda manipular y experimentar con el tiempo a su manera.
¿Vosotros jugáis con el tiempo? ¿Conocéis otros materiales que ayuden a los peques de la casa a entender este concepto? ¡Nos encantaría leer vuestros comentarios aquí debajo!